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La piedra filosofal💎
¿De verdad existe?
Si has visto Harry Potter seguro que te suena lo que es la piedra filosofal.
Esa piedra milagrosa descubierta por Nicolas Flamel que le permitió alargar su vida más de 600 años.
Pero, ¿y si te dijera que Nicolas Flamel existió en la realidad y que J. K. Rowling se inspiró mucho en este personaje para sus libros?
De hecho, mira el símbolo alquímico que se utilizaba en la Edad Media para describir a esta peculiar reliquia.

¿Te suena de algo?😏
Pues si quieres saber la historia detrás de esta piedra, sigue leyendo😎.
La piedra filosofal es una sustancia alquímica legendaria con propiedades mágicas.
Esta piedra puede convertir los metales básicos como el plomo en oro o plata y, ocasionalmente, también se creía ser el elixir de la vida, útil para el rejuvenecimiento y, posiblemente, para lograr la inmortalidad.
Durante muchos siglos, fue el objetivo más codiciado en la alquimia, ya que simbolizaba la perfección en su máxima expresión.
Por eso, dedicar tu vida a esa gran hazaña era denominado la Opus magnum, la Gran Obra.

Lo cierto es que, dependiendo de la cultura y de la religión, podemos encontrarnos miles de referencias y orígenes distintos.
Por ejemplo, las raíces teóricas que describen la creación de la piedra se remontan a la filosofía griega.
Más concretamente a Platón.
Según Platón, los cuatro elementos que lo forman todo se derivan de una fuente común o materia prima (primera cuestión), asociado al caos.
Prima materia es también el nombre alquimista asignado a la materia prima para la creación de la piedra filosofal.
Por lo que ya se ve como la importancia de esta primera cuestión filosófica persistió a través de la historia de la alquimia.
Aunque hay otras fuentes, como el político y alquimista inglés Elias Ashmole, que mantenían allá por el siglo XVII que la historia de la piedra se remontaba a Adán, quién adquirió el conocimiento directamente de Dios para ser transmitido de generación en generación a través de los patriarcas bíblicos, dándoles su longevidad.
Además, también tenemos referencias bíblicas en la historia del Templo de Salomón y esa peculiar piedra angula descrita en el Salmo 118.
La piedra que desecharon los constructores
ha llegado a ser la piedra angular.
Esto ha sido obra del Señor,
y nos deja maravillados.
Éste es el día en que el Señor actuó;
regocijémonos y alegrémonos en él.
Para que veas, que cuando un mito es lo suficientemente fuerte, su paso por la historia nos deja infinitud de referencias y orígenes distintos.
Pero, ¿qué tenía que ver Nicolas Flamel con todo esto?
Pues resulta que Nicolas Flamel EXISTIÓ de verdad.
De hecho, nació en Francia en el año 1330 y ya de joven se dedicó al oficio de escribano, lo que le permitió tener acceso a una infinidad de libros, que para la época, era algo complicado.
Como apunte, en el siglo XIV, el auge de universidad en Europa provocó que el oficio de la escribanía se trasladara de los claustros monacales a las principales ciudades del continente.
Por lo que en París, considerado el centro universitario más grande del momento, la profesión del escribano laico floreció.
Trabajando como escriba y librero, Nicolás empezó a interesarse también por la alquimia, una práctica antigua y disciplina filosófica que requería de muchos conocimientos como astronomía o química.
Y fue entonces cuando empezó a estudiarla en serio.
Los alquimistas creían que todas las cosas estaban hechas con diferentes porciones de los mismos cuatro elementos: agua, tierra, aire y fuego.
Por lo tanto, a ojos de un alquimista, si se alteraban las proporciones constitutivas de un material, era posible obtener otro.
Lo que faltaba era el modo de saber cómo se podía hacer esto.
Según una leyenda, hacia 1355 Nicolás Flamel se hizo con un grimorio cifrado en un extraño lenguaje que parecía provenir de una cultura arcaica📜.
Amparado en esta suposición, Flamel viajó a España, donde para aquel entonces, debido a la influencia musulmana, era posible encontrar a los mejores traductores de lenguas del mundo antiguo.
Allí, ayudado por un rabino judío de avanzada edad, Flamel descubrió que la obra era el Aesch Mezareph, o sobre los fuegos purificadores, y que se trataba de un tratado químico cabalístico, que tenía como autor al Abraham bíblico.
Con esta información, el rabino le enseñó a Flamel el idioma, y este invirtió ¡21 años en estudiar el libro!😵
Y se dice que en este tiempo logró crear la piedra filosofal.
Flamel regresó a París en 1382, siendo ya poseedor de una modesta fortuna.
Pero claro, como el origen de su patrimonio económico era desconocido, se empezó a correr el rumor de que había encontrado la forma de convertir el plomo en oro.
La especulación en torno a los poderes del supuesto alquimista aumentó aún más luego de que Flamel publicara, en 1399, el libro La exposición de figuras hieroglíficas donde explica los procesos transmutativos que estudió en España, y describe la piedra filosofal como una “roca traslúcida de color rojo”

Wikipedia
Finalmente, Nicolás Flamel murió en el año 1410 y fue enterrado en el cementerio de St. Jacques de la Bucherie.
Pero la historia no termina aquí...
Tiempo después se intentó exhumar el cadáver, pero al momento de abrir la tumba ¡estaba vacía!
Este suceso avivó la idea de que Nicolas realmente encontró el secreto de la inmortalidad y aunque nunca sepamos qué pasó en realidad, lo que sí podemos hacer es leer sus escritos y visitar su antigua casa en París, que resulta ser una de las más antiguas de Francia en la actualidad.
Para quien desee visitarla se encuentra en las coordenadas parisinas de 51 rue de Montmorency, 75003.
¡Hasta mañana!