El asombro😲

Comienzo y origen de la filosofía.

Escribir y explicar todo aquello que se pueda relacionar con el asombro, vinculándolo con el comienzo y origen de la filosofía pareciera ser una actividad quizá bastante comentada en otro lugar; en otro momento y en otro tiempo.

Sin embargo, la libertad del pensamiento filosófico permite expresar otras opiniones, otras ideas y otras consideraciones, sino repetitivas, desde otras perspectivas y de otras formas.

Diferentes pensadores han realizado investigaciones al respecto, pero pareciera que unos y otros, por diferentes caminos, llegan al mismo lugar🤔.

Al asombro.

El día que los seres humanos dejen de asombrarse por lo que ocurre a su alrededor, por los acontecimientos que a diario viven y por las cosas que suceden en la vida, en ese momento se termina la idea de filosofar y con ello asistiremos a la muerte de la filosofía misma⚰️.

Una gran mayoría afirma que vivimos en una burbuja que recibe el nombre de estado material; que nuestra única preocupación es la moda; que transitamos en un mundo de codicia y ambición, que sólo estamos interesados en lujos y comodidades; que ambicionamos poder, sin importar cómo y que vivimos inmersos en el fétido y pantanoso problema del desear.

Por tanto, critican que hemos perdido la capacidad de asombrarnos ante lo que sucede en nuestro entorno social y a preguntarnos el porqué de esos acontecimientos.

Pero, ¿a qué se refiere el asombro?, o, ¿qué actitudes causa este en el ser humano? ¿Qué representa en la vida del filósofo y de la filosofía misma?

El asombro es un estado o sentimiento que normalmente afecta a las personas y que se desencadena tras apreciar algo totalmente fuera de lo habitual.

Digamos que la anormalidad que ostenta algo, ya sea para bien o para mal, o por ejemplo cuando alguien hace algo que jamás se hubiese esperado que lo termine haciendo, son algunas de las cuestiones que pueden derivar en el asombro de alguien.

Se trata de una sensación bastante normal y corriente entre las personas, o sea, no es algo que difícilmente se experimente ni mucho menos, todo lo contrario, normalmente nos asombramos con diversas cuestiones que ocurren.

Ana María Sandoval, en su libro «Filosofía», escribe que: Platón dijo que el origen de la filosofía es una actitud muy humana: el asombro.

Cuando contemplamos las estrellas o el atardecer en la playa, o nos maravillan las perfectas y pequeñas manos de un bebé, nuestras mentes despiertan, nuestros sentidos se abren y nos ponemos en contacto pleno con el mundo.

Después del asombro viene la curiosidad, el interés, el deseo de conocer, de descubrir por qué los astros brillan, por qué el cielo se tiñe de rojo en el ocaso o por qué el mundo es como es.

Con el interés llegan las dudas.

Sometemos a juicio nuestras creencias y suposiciones, investigamos las causas de lo que ocurre hasta que nos topamos con los límites que desde la antigüedad ha encontrado la razón, entonces, sobreviene la conciencia de nuestra finitud, de nuestra pequeñez, en tres palabras: nuestra situación humana.

¿Cómo actuamos a partir de esa toma de consciencia?

Esta respuesta es individual y cada uno elige el camino que quiere seguir.

Javier Sánchez Collado, en su «Introducción a la Filosofía», acerca del asombro afirma: Quien está asombrado, busca, tiene esperanzas y empeño por encontrar, aunque sea difícil (les lleva a saber más, aunque nunca acaben de saber del todo: de hecho cada vez están más convencidos de que saben menos, pues a medida que avanzan no paran de descubrir cosas asombrosas).

El estupefacto no busca, carece de empeño o interés por encontrar y acaba refugiándose en las reglas de lo que sabe hacer, cosas repetitivas que no le planteen problemas. Si no se sale habitualmente del estupor se acaba siendo un estúpido, que es una forma de ignorancia.

Se deja de ver que haya algo “extraño” en las cosas: las cosas son así, y ya está: “¡Las manzanas caen al suelo, porque sí, no hay más que averiguar!”, le hubiera dicho un ignorante a Newton.

Con frecuencia quien es ignorante desprecia al sabio.

Aristóteles, citado por Julián Marías en su libro «Historia de la Filosofía» se refiere a lo siguiente: Por el asombro comenzaron los hombres, ahora y en un principio, a filosofar, asombrándose primero de las cosas extrañas que tenían más a mano, y luego, al avanzar así poco a poco, haciéndose cuestión de las cosas más graves tales como los movimientos de la Luna, del Sol, de los astros y la generación del todo.

Tenemos, pues, como raíz más concreta del filosofar una actitud humana que es el asombro.

El hombre se extraña de las cosas cercanas, y luego de la totalidad de cuanto hay. En lugar de moverse entre las cosas, usar de ellas, gozarlas o temerlas, se pone fuera, extrañado de ellas, y se pregunta con asombro por esas cosas próximas y de todos los días, que ahora, por primera vez, aparecen frente a él, por tanto, solas, aisladas en sí mismas por la pregunta: «¿Qué es esto?»

En este momento comienza la filosofía.

¡Nos vemos el viernes!