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El Aleph de Borges🕋
El infinito después del amor💔
La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una serie infinita.
De entre los muchos y muy memorables inicios que Borges escribió a lo largo de su vida, ¿es quizá el de El Aleph, el cuento más fantástico que nos legó?

El Aleph, Jorge Luis Borges
Es difícil decirlo, pero lo que sí es seguro es que se trata de uno de los textos más emblemáticos que sigue siendo reconocido como obra de culto entre las comunidades de intelectuales.
Aquí, Borges se sumerge de forma total en la fantasía, a lo largo de una serie de cuentos breves y apasionantes donde lo real choca con lo imaginado.
Y, además de hacer gala de su erudición, Borges perfila en este cuento una de sus grandes inquietudes: el infinito🌌.
Este Borges ficcional comienza relatando el estado de la cosas tras la muerte de Beatriz Viterbo, a la que había amado sin ser correspondido.
A Borges sólo le quedaba mantener intacto, en la medida de lo posible, el mundo y las costumbres asociadas a su relación con Beatriz.
Es así como se propone visitar la vieja casa de la familia de Beatriz en cada aniversario de la fallecida.
Y es en esas visitas donde el narrador establece una relación con el primo hermano de Beatriz, Carlos Argentino Daneri.
Hasta que meses después, Borges recibirá una llamada de Daneri que lo cambiará todo.
La antigua casa será demolida😲.
Es allí cuando revela su secreto: en el sótano se encuentra un Aleph, un punto desde el cual se puede ver todo el universo simultáneamente, y del que necesita para escribir.
Y hasta aquí podemos contar.
El autor utiliza diferentes recursos para envolver al lector en este universo enrarecido: todo transcurre rutinariamente y en una atmósfera triste y serena.
Con esto, el escritor juega con la verosimilitud y siembra la duda en el lector, obligándolo a participar de la inquietud ante lo fantástico. Expone, de plano, el gran dilema: ¿existe realmente una separación entre la realidad y la ficción?🤔
Pero hay más.
El Aleph es la primera letra del alfabeto hebreo. Y de acuerdo a lo expuesto por Jaime Alazraki en Narrativa y crítica de nuestra Hispanoamérica, esta letra se corresponde a la raíz espiritual de todas las letras y, por tanto, de toda el habla humana.
En la medida en que esta fue la primera letra oída en la revelación de Dios, se supone que expresa su voluntad y el universo contenido. Así, en la cábala, el Aleph es un principio vital, una energía que encierra todas las posibilidades.
El Aleph como cuento conforma una trilogía de relatos junto a El Zahir y La escritura del dios, cada uno de los cuales centra su atención en un elemento micro cósmico, una suerte de referencia panteísta, desde el cual se accede al universo de diferentes maneras.
Cada uno de estos relatos se basa, a su vez, en el conocimiento de Borges sobre las religiones, a las cuales valora y respeta por el conjunto de imágenes y símbolos que prestan a la humanidad para comprender la profundidad de la existencia.
Además, para rizar más el rizo, muchas palabras que empiezan con esta primera letra tienen un sentido de principio, por ejemplo el primer hombre que aparece en la tierra según lo cuenta el Génesis se llamó ´adam (םדא); la luz que creó Dios al principio (‘or) empieza también con esta letra (רוא); padre (‘abba) empieza con Aleph (בא). En este punto, sin embargo, es interesante resaltar la concepción creacionista presente en el judaísmo, donde el hijo (ben) empieza con Bet (ןב) acentuando así la concepción hebrea donde primero está el padre y luego el hijo.
Sin embargo, “El Aleph” borgeano tiene una concepción más amplia que la ofrecida por el estudio lingüístico de la letra.
En ese sentido, Borges señala en el relato los alcances que encierra este signo en un diálogo que sostienen dos de sus personajes:
-¿El Aleph?- repetí [dijo el primero].
-Sí, el lugar donde están, todos los lugares del orbe, sin confundirse, vistos desde todos los ángulos.
Y sí, lo vamos a dejar justo aquí con esta frase tan enigmática.
Así, esperamos que te den ganas de ojear esta fantástica obra que tanto nos gusta.
¡Buen fin de semana!